En diciembre es habitual ver predicciones sobre “lo que vendrá” en 2026. Pero en industria, la pregunta importante no es si una tecnología existe: es si ya es fabricable de forma estable, con especificaciones repetibles, control de calidad y una cadena de suministro capaz de servir a mercados internacionales.
China destaca precisamente ahí: convierte tendencias en producción industrial con una velocidad difícil de igualar. Por eso, aunque ya hemos dedicado otros posts a los grandes avances tecnológicos de China, en este artículo vamos a ver algunos ejemplos reales de tecnologías que hace pocos años eran “difíciles de industrializar” y que hoy ya están en fabricación o escalado en el Gigante Asiático, junto con la lectura práctica que importa a cualquier empresa que piense en importación y sourcing.
Pantallas flexibles: del “concepto” a las líneas de producción
Las pantallas flexibles no son una promesa futurista: China lleva años construyendo capacidad industrial en AMOLED flexible. Un hito temprano fue la puesta en operación de una línea Gen 6 AMOLED de BOE en Chengdu, presentada por la propia compañía como la primera de su tipo en China.
¿Qué implica esto para 2026? Que las “pantallas flexibles” dejan de ser sinónimo de un único producto (móvil plegable) y pasan a ser un componente que puede entrar en aplicaciones industriales y B2B cuando el proyecto está bien definido: curvaturas, encapsulado, tolerancias, ciclos térmicos, vida útil, etc.
Lo importante para importación: en pantallas (y, en general, electrónica avanzada) el riesgo no suele estar en “si se puede fabricar”, sino en:
- especificaciones incompletas.
- variación entre lotes
- validación insuficiente de procesos
ePaper y señalización de ultra-bajo consumo: cada vez más “de formato grande”
Otra tecnología muy real que está avanzando rápido es el ePaper (tinta electrónica). Aunque es posible que, a muchas de las personas que estén ahora leyendo este artículo, la tinta electrónica les lleve a pensar en el famoso “Kindle de Amazon”, esta tecnología va mucho (¡mucho!) más allá.
En 2024, E Ink anunció una alianza con AUO para desarrollar ePaper a color en formatos grandes, combinando módulos a color con backplane TFT e integración de hardware/software.
Esto abre la puerta a casos de uso que encajan muy bien con 2026:
- señalización y cartelería con consumo mínimo
- etiquetas digitales y displays logísticos
- información de estado en entornos donde no conviene (o no se puede) alimentar pantallas tradicionales.
In-Mold Electronics y “electrónica estructural”: cuando la pieza ya lleva la función integrada
Una de las evoluciones más interesantes —y menos “instagramables”— es la integración de electrónica en la propia estructura del producto, en lugar de añadirla después con cables, PCBs o módulos aparte. Tecnologías como In-Mold Electronics (IME) se describen precisamente como integración de decoración funcional y electrónica (normalmente impresa) en piezas termoformadas e inyectadas, generando objetos 3D con funciones embebidas.
¿Por qué esto es relevante de cara a 2026?
- Reduce ensamblajes (menos piezas, menos tornillos, menos conectores).
- Puede mejorar robustez y repetibilidad.
- Cambia el diseño industrial: la “carcasa” deja de ser pasiva y pasa a ser parte del sistema.
Riesgo típico en importación: Si la definición técnica es débil, es fácil terminar con:
- problemas de adherencia/capas
- fallos por ciclos térmicos
- tolerancias que afectan la funcionalidad
Fabricación aditiva (3D): de prototipos a piezas finales
La fabricación aditiva (3D printing) lleva años en el mercado, pero la transición clave es su uso cada vez mayor más allá del prototipado. Informes sectoriales señalan el crecimiento continuado del mercado global de fabricación aditiva y apuntan a la expansión en Asia, especialmente en China.
Esto no significa que “todo deba imprimirse”, sino que en 2026 veremos más casos donde la impresión 3D se usa para:
- piezas finales con geometrías complejas
- series cortas/medias sin utillajes caros
- iteraciones rápidas antes de pasar a un proceso tradicional (inyección, mecanizado, etc.)
Pero, a la hora de importar, la complicación aumenta. No se trata solo de ver una pieza visualmente bien hecha, sino de controlar otros muchos aspectos:
- material
- parámetros de proceso
- postprocesos (tratamientos térmicos, acabado)
- inspección dimensional y funcional
Productos híbridos: cuando el valor ya no está en la pieza, sino en el conjunto
Hace unos años, importar desde China significaba, en muchos casos, traer una pieza o un componente.
Hoy, cada vez más empresas buscan algo distinto: un producto completo, listo para funcionar.
Hablamos de equipos que integran:
- estructura mecánica
- electrónica
- firmware
- y…un cierto nivel de conectividad
Este tipo de desarrollo es especialmente habitual en zonas como Shenzhen, una ciudad del sur de China que se ha convertido en uno de los principales polos industriales del mundo. ¿El motivo? En un mismo entorno conviven fabricantes de componentes, empresas de diseño, talleres de prototipado y plantas de ensamblaje. Esa proximidad permite pasar de una idea a un producto fabricable con rapidez y realizar ajustes mientras el proyecto avanza.
¿Qué significa esto para una empresa europea que mira a 2026?
Significa que ya es viable plantear proyectos como:
- equipos industriales que informan de su estado de uso,
- máquinas capaces de anticipar fallos y facilitar el mantenimiento preventivo,
- instrumentación con interfaces más claras, pensadas para el operario y no solo para el ingeniero.
En otras palabras, productos que no solo cumplen una función mecánica, sino que aportan información y facilitan la gestión diaria.
El punto crítico: el software también se importa
Aquí es donde suelen aparecer los problemas.
Cuando un producto incluye firmware o software, la importación deja de ser solo “física”.
En la práctica, entran en juego nuevas preguntas:
- ¿quién controla las versiones del firmware?
- ¿cómo se gestionan las actualizaciones?
- ¿el sistema es compatible con su mercado y normativa?
- ¿existe documentación técnica suficiente para mantenimiento y soporte?
Si estos aspectos no se definen desde el inicio, el riesgo no está tanto en el producto como en la dependencia posterior del proveedor.
Por qué el sourcing debe ir más allá del hardware
En proyectos de productos híbridos, el sourcing profesional no se limita a buscar y seleccionar un proveedor, sino que hay que validar procesos, materiales, trazabilidad y capacidad de control. En el caso de productos híbridos, también implica asegurar:
- entregables técnicos claros
- acceso y control sobre firmware y documentación
- acuerdos sobre mantenimiento y evolución del producto
- y un sistema de control de cambios que evite sorpresas tras la importación
Porque cuando se importan productos que combinan mecánica, electrónica y software, lo que no se ve es tan importante como lo que llega en el contenedor.
Lo que diferencia una oportunidad de un problema: método y control
Que se fabrique en China puede ser perfectamente sinónimo de calidad, pero eso no se traduce automáticamente en garantía de éxito. La innovación se convierte en resultado cuando hay una estrategia de sourcing. En S³ Group trabajamos para que su empresa pueda abordar proyectos de importación con control en cada fase:
- Viabilidad: evaluar si el producto es industrializable para su mercado (coste, normativa, riesgo).
- Especificaciones: cerrar requisitos y criterios de aceptación medibles.
- Proveedores: búsqueda y validación (capacidad real, cumplimiento, referencias).
- Negociación: condiciones, plazos, calidad, propiedad intelectual.
- Producción: seguimiento y reporting.
- QA/inspecciones: control de calidad con muestreo y criterios.
Tenemos muy claro que muchas de las tecnologías que veremos en 2026 ya se fabrican hoy en China. Convertirlas en una ventaja competitiva pasa por un proceso de sourcing industrial bien estructurado que permita importar sin riesgos.















