En muchos de nuestros artículos, destacamos que es posible comprar (prácticamente) cualquier cosa en China; de hecho, a menudo comentamos que la mayoría de productos que vemos en nuestro día a día están importados del Gigante Asiático. Sin embargo, hay una industria que, hasta hace poco, parecía eludir la manufactura china: la automoción.
Pero esto está cambiando. El sector del automóvil está ya actualmente reescribiendo su Historia por el peso de este gran país asiático. Atrás quedaron los días en los que China solo era vista como un mercado consumidor de vehículos. Hoy, se ha consolidado como una potencia en la fabricación, innovación y exportación de automóviles, hasta el punto que el coche más vendido en España en agosto es un modelo de la marca china MG.
Con su modelo ZS, un SUV urbano, MG ha logrado ser la primera marca china en liderar las ventas en España. Estas emblemáticas siglas, que antaño eran británicas, ahora están respaldadas por SAIC, el principal colaborador de Volkswagen en el Gigante Asiático.
Este dato no es una simple anécdota. La presencia de coches chinos en Europa va al alza. De hecho, hace pocos días BYD Auto confirmó la llegada a Europa de Denza, su marca de coches de gama alta que empezará a comercializarse en nuestro continente con el Denza D9, un monovolumen eléctrico puro.
Crecimiento del mercado automovilístico chino.
La rápida adaptación al mercado global es una indiscutible fortaleza china. No obstante, ¿qué ha pasado para que una industria tan importante haya despegado tan rápidamente y con tanta fuerza?
En primer lugar, tenemos que hablar de la demanda interna: el siglo XXI ha visto cómo la demanda de automóviles en China se disparaba a cifras sin precedentes. Este boom se atribuye a factores como el crecimiento económico sostenido, la urbanización acelerada y una clase media en expansión con un poder adquisitivo en aumento. Además, los gustos de los consumidores chinos están evolucionando, buscando vehículos más sofisticados y ecológicos.
Por otro lado, el impulso gubernamental hacia la electrificación ha posicionado al país asiático como líder en la fabricación de vehículos eléctricos. El gobierno chino ha establecido políticas e incentivos agresivos para fomentar la producción y adopción de coches eléctricos, buscando reducir la contaminación y depender menos del petróleo importado.
Mientras China cogía experiencia en la fabricación de vehículos para sus ciudadanos, también ha aprendido las exigencias y gustos de los consumidores europeos y han ajustado sus diseños y características técnicas a nuestros mercados. El enfoque en la sostenibilidad, con modelos de bajo o nulo impacto medioambiental, coincide con la creciente demanda europea de vehículos ecológicos.
Innovación, retos y oportunidades.
China no solo está fabricando y consumiendo automóviles; está revolucionando la forma en que se conciben. El Gigante Asiático está haciendo un gran trabajo por la transición hacia los vehículos eléctricos, lo que ya le ha llevado a importantes hitos como el primer coche con batería 5C: carga 300 km en solo cinco minutos.
Los ejemplos son muchos: empresas como Baidu y Tencent están avanzando en tecnologías de conducción autónoma y soluciones de conectividad vehicular. La integración de inteligencia artificial, big data y tecnologías de conectividad en el automóvil está posicionando a China como un líder en el vehículo autónomo y conectado del futuro, como ya ha sucedido en otros muchos sectores.
China, durante la última década, se ha posicionado no solo como el mayor mercado de automóviles del mundo, sino también como un actor principal en la definición de las tendencias y tecnologías que modelan la movilidad global. No obstante, a pesar de habitual buena relación calidad-precio, la penetración en mercados occidentales consolidados presenta múltiples desafíos: barreras comerciales, normativas estrictas y competencia con marcas tradicionales.
En este contexto, nos atrevemos a decir que el futuro de la automoción en China no será un camino fácil, pero tampoco imposible. Nuestra experiencia en importación nos ha enseñado que China siempre suele ser capaz de adaptar sus estrategias para conquistar los nichos de mercado claves para un posterior desarrollo.