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De “made in China” a “designed in China”

Como consultores de compras especializados en importaciones de China forma parte de nuestro trabajo concienciar tanto a clientes como al público en general sobre la calidad de los productos chinos. Y es que a pesar de vivir en un mundo donde buscar información es fácil y asequible para la mayoría de población, muchas personas siguen creyendo en tópicos falsos y anticuados sobre la baja calidad de los productos asiáticos.

Como explicábamos en uno de nuestros artículos recientes, la asociación de ideas entre “China” y “low cost” ya no es válida, y actualmente se puede afirmar sin lugar a dudas de que fabricar en China es sinónimo de calidad.

Como tantos otros países en el mundo y a lo largo de la Historia, China ha evolucionado. Consiguió, con esfuerzo y constancia, ser considerado la “fábrica del mundo” pero, a pesar de haberse ganado el respeto y admiración de los países importadores, el Gigante asiático quería ir más allá, y el siguiente paso era ser un referente en cuanto a ingenio, ideas y, por consecuente, diseño.

Esta tendencia ya empezó hace algunos años. De hecho, un hito en esta evolución tuvo lugar hacia el 2011 en un sector tan curioso como el de los pins (insignias). En 2008, para los Juegos Olímpicos de Beijing, la empresa china Honav diseñó y fabricó los pines oficiales del evento. Honav hizo muy bien su trabajo, pero a nadie sorprendía que los pins de los Juegos Olímpicos de Beijing fueran producidos en el mismo país.

Pero el buen resultado tuvo su recompensa. Tras el éxito en Beijing, Honav se convirtió años más tarde en el diseñador oficial de los pines para los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Fue la primera empresa elegida dos veces consecutivas como diseñador oficial de pines olímpicos, algo que según el vicegerente general de Honav, Wu Hui, sucedió gracias a poder “demostrar nuestra capacidad innovadora”. En 2016 también consiguió ser el proveedor oficial de los pins de los Juegos Olímpicos de Rio.

La innovación china, aunque aún pendiente de expandirse en muchos sectores, es imparable, y sectores punteros como la moda pueden confirmarlo. De hecho, en muchos artículos ya se define que la fábrica mundial es ahora un país creador de tendencias de moda, afirmación a la que acompañan datos como que el año pasado (2019), la Semana de la Moda de Nueva York contó con un tercio de diseñadores chinos.

Es curioso ver cómo un país que lleva tantos años fabricando para otros está inmerso en este cambio cualitativo. Algunos análisis recogen que precisamente el hecho de haber estado años fabricando marcas blancas ha permitido ganarse la confianza del consumidor. El sector telecomunicaciones sería una buena muestra de ello; actualmente encontramos a la venta un gran número de gadgets 100% chinos, una tendencia iniciada hace algunos años por la marca ZTE, que gradualmente fue introduciendo en el mercado smartphones de bajo coste de (su) marca tras años de vender a la mayoría de mercados fuera de China con marca blanca.

Indiscutiblemente el camino que China tiene por delante es largo y no ha hecho más que empezar. Pero eso no parará al gigante asiático, un país en plena expansión que gracias a su producción ha logrado facturar 78.852 dólares al segundo. Ahora falta ver hasta dónde puede llegar este crecimiento cuando, en un futuro no muy lejano, el mundo acepte el nuevo rol de China como creador de ideas.